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miércoles, 17 de mayo de 2017

La leyenda de Eldorado

En la aldea de Guatavitá, enclavada en lo que más tarde fue Nueva Granada,se practicaba desde tiempos muy remotos un extraño rito: En un día determinado,uno de los jefes del poblado desnudaba su cuerpo y lo untaba cuidadosamente con una sustancia pegajosa.
Seguidamente se cubría de pies a cabeza con una fina capa de purísimo  oro molido,que,adherido a su piel,le daba un aspecto extraordinario.Este era el "hombre dorado". Aproximábanse  a él sus compañeros,y,entre ceremonias,le conducían a las orillas de un lago próximo y le colgaban sobre una balsa.Impulsaban vigorosamente la almadía hasta llegar al centro del gran lago.
En aquel momento,el "hombre dorado"saltaba al agua y dejaba que se desprendiera de su cuerpo aquella refulgente y magnífica vestidura.Sobre las aguas del lago aparecía una hermosa mancha dorada, que lentamente se hundía hasta desaparecer.Y los hombres regresaban,después de concluir su mágico ofrecimiento,que debía atraer los beneficios divinos sobre la aldea.

Es de suponer que a estas misteriosas prácticas acompañaría un minucioso ritual que desconocemos,debido a que cuando los españoles tuvieron por primera vez conocimiento de tal ceremonia en 1527,hacía ya unos treinta años que los sanguinarios indios Muysca,de Bogotá,habían exterminado por completo a los pacíficos habitantes de Guatavitá. A pesar de la extensión mítica que alcanzó la tradición de Eldorado,hoy se defiende documentadamente la categoría histórica de esta narración, si bien se admite que,con posterioridad,sufrió deformaciones y variantes que justifican,por ejemplo,la un poco absurda contracción de la palabra Eldorado, en lugar de "El hombre dorado".
Arrojado de su lugar de origen,el mito erró de un punto a otro,alterándose y confundiéndose con otros semejantes.Poco a poco,ya no era "un hombre dorado",sino una tribu de oro. Y finalmente,fue un país de ensueño: Eldorado.


Anónimo

Leyendas de Colombia

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